lunes, 2 de diciembre de 2013


LA PELÍCULA "LA CAZA" 
de Thomas Vinterberg

(leída con un capítulo de 
"Letra por letra" de Jean Allouch) 



(y no sin las doce reuniones
del seminario IV donde Lacan
lee el caso Hans de Freud)


"La caza" tranquiliza ahí donde intranquiliza.
Una historia sobre cómo la psicología de la masa de un pueblo danés puede estigmatizar como "pedófilo" a un maestro de jardín de infantes, por más que él grite a los cuatro vientos su inocencia.

Como espectadores podemos sufrir la ira del impotente, el que está atado de pies y manos presenciando el escarnio de ese docente paternal llamado Lucas.


Pero esa inquietud que promueve tanta injusticia es también un tranquilizante:
aquí podrá tratarse de un hacer justicia, 
pero nunca de tener que preguntarse "¿quién dice la verdad: la niña supuestamente abusada o el maestro acusado?".
Es que eso está resuelto para nosotros, espectadores/oyentes.
Es el "bienestar de la evidencia" (1).

A menos que atendamos una esquirla en el discurso del film: "las líneas".


"NO LOGRO SER RAZONABLE"

Frase de Anne en una novela de Duras ("Moderato Cantabile"), bien podría escribir lo que suele decir el que va a consultar a un psicoanalista: "no logro ser razonable".

Pero la frase en su equívoco (¡no nos apuremos a entender qué significa "ser razonable"!...) abre un mundo que llamaremos la instancia de la letra en el inconciente. O la razón desde Freud.

Suele creerse que el psicoanálisis es un llamado a lo racional (un modo posible de entender ese "razonable"). O sea: una experiencia que se opone a irracional y lo intuitivo.

Pero no. Racional e intuitivo son las dos caras de la misma moneda. La razón en Freud (leída por Lacan con su escrito "La instancia de la letra...") nada tiene que ver con la racionalidad y sus explicaciones.



Racionalidad es lo que el maestro Lucas pide a los que hasta ayer eran sus amigos, a su directora en el Jardín de infantes, a.... Racionalidad es lo que le pide el hijo de Lucas a la niña supuestamente abusada, Karla. Y racionalidad parece ser lo que al fin comienza a lograrse en el pueblo; esto es: "finalmente las cosas tienen una adecuada explicación".

Pues bien: la razón desde Freud, leída por Lacan con su escrito, no se sostiene en ninguna explicación. "No logro ser razonable", deja de expresar "no logro ser reflexivo y atemperado", para pasar a decir "no me sale la cuenta" (al modo en que la razón aritmética o geométrica implica hacer relación, donde tal cosa es a tal otra, como el rechazo es a la reacción, como el antecedente es al consecuente... o como una falla del padre es a una fobia).

(permítanme con esta imagen entrometer un escrito de Lacan) (2) 

Ante tal planteo del paciente, ofrecer la experiencia del psicoanálisis excluye responder con más de lo mismo: la razón, el ratio de los parámetros de la salud mental (a tal dolencia, tal salud... a tal dicho, tal significado).

Por el contrario, el único ratio con el que cuenta es la letra (a tal letra, tal otra letra). 

"LAS LÍNEAS", A LA LETRA

Por eso decir la razón desde Freud es decir la instancia de la letra,
la dominancia de la letra,
la insistencia imperturbable de la letra.
El juez de primera y última instancia que resulta ser la letra cuando de lo que se trata es del inconciente. O sea: cuando a pesar de todos los esfuerzos por poner lo que hace ruido entre paréntesis, eso insiste fuera de ellos.


¿Qué es una letra en este contexto en el que propongo el film de Thomas Vinterberg como un disparador?. Es lo que acaso (3) se podría escribir si hubiera un oyente que "parara la oreja" a un detalle en el discurso de esta película, a una esquirla, a un pedacito de su estofa: "las líneas". Y no creyera que simplemente podría traducirlo (por ejemplo: "a la pequeña Karla la persigue la problemática fálica").

"Las líneas" (4) entonces será el eje de la segunda parte de este comentario. Mientras tanto, quien guste escucharlas (no verlas, escucharlas...) podrá acceder al film, on line, dando clic: aquí.


Continuará

Guillermo Cabado


(1) En el inicio del capítulo 4 del libro "Letra por letra" (titulado "El pas-de-barre fóbico") se juega con esta expresión para aludir a la posición desde donde alguien puede sostener planteos como el siguiente: "He aquí una evidencia (...) formulada en Le chat noir: 'para el premio gordo de 500.000 francos, era perfectamente inútil vender tantos billetes, puesto que sólo  gana uno'. La evidencia no se discute. ¿Cómo se opondría un argumento contra la especie de satisfacción lindante, en la evidencia, con el mantenimiento de una relación intuitiva con el real?. Hay algo que está en juego en ese mantenimiento". Agrego: gran error sería de parte de un analista querer hacer "entrar en razones" a alguien que se sostiene en la posición intuitiva. Sencillamente porque el llamado a la racionalidad es la otra cara de la misma moneda. Otra cosa muy diferente es apuntar a la razón según Freud, es decir a la instancia de la letra. 

(2) Extraído del escrito de Lacan "La instancia de la letra en el inconciente, o la razón desde Freud", este breve relato no está de más cuando se habla de "La caza", en particular porque se desarrolla entre hermanos: "un tren llega a la estación Un muchahcito y una niña, hermano y hermana, en un comportamiento están sentados el uno frente a la otra del lado en que la ventanilla que da al exterior deja desarrollarse la vista de los edificios del andén a lo largo del cual se detiene el tren: "Mira, dice el hermano, estamos en Damas! – Imbécil, contesta la hermana, ¿no ves que estamos en Caballeros?.” 

(3) Sólo "acaso": recuerden que no tomo las películas para "aplicarles psicoanálisis", sino como disparadores para irnos del campo diegético del film hacia algunos esbozos de lo que es la experiencia de un psicoanálisis, con el estímulo de las resonancias que puede provocarnos la obra de turno.

(4) Lamento ahora mismo no saber danés como para poder seguir la estofa de lo que allí se dice 
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario