domingo, 30 de junio de 2013

Si yo fuera Maradona



SI YO FUERA MARADONA
(variaciones sobre un comentario de Slavoj Zizek)


Los dos están invitados a un partido en la canchita del barrio.

Los dos sueñan con ser Maradona.

Los dos saben que no hay manera de serlo
(los dos saben que son pataduras)

Pero...

Uno acepta la invitación y el otro no.


Uno, el que no va, no soporta jugar al fútbol si no puede ser como el Diego.

Pero el otro,
el que va,
no puede dejar de jugar al fútbol,
a pesar del dolor de no ser.

De título impecable, tuve alguna diferencia con la línea argumentativa, en especial porque podría interpretarse como una apelación a "lo sano es conformarse con lo que se tiene, porque el deseo siempre es deseo de otra cosa" (una de las variantes de la versión neurótica del deseo, por ello lo crucé con la fábula precedente que lo plantea diferente);.
como sea, breve y provocativo es este comentario de Zizek: 

"¿POR QUÉ SER FELIZ, SI PUEDO ESTAR INTERESADO?"
(donde dice "interesado" léase "deseante"

clic en la foto de Slavoj




Lic Guillermo Cabado

(la historia inicial se la escuché cierta vez a Ricardo Rodriguez Ponte, aquí la cuento aggiornada)


sábado, 15 de junio de 2013



HACER EL BIEN
(una escena de la película "LAS HORAS")



Silencio
Sí.

Virginia Woolf ha tenido dos intentos de suicidio. Su marido apostó a que una mudanza desde Londres a un pueblo tranquilo cambiaría las cosas. Pero no parece ser el caso para Virginia, quien ha decidido volverse a la ciudad. 

Ella está esperando el tren. Entonces llega el esposo, corriendo

VIRGINIA:  Sr Woolf… qué placer tan inesperado
                  
MR.WOOLF: Quizás puedas decirme qué creés que estás haciendo

VIRGINIA: ¿Qué hago?
                  
MR.WOOLF: Salí a buscarte y no estabas ahí

VIRGINIA: Estabas trabajando en el jardín. No quise molestarte
                  
MR.WOOLF: Me molestás cuando desaparecés

VIRGINIA: No desaparecí … Fui a caminar
                  
MR.WOOLF: ¡¿A caminar?!. ¿Sólo eso, “a caminar”? (…) Debemos regresar a casa, ahora. Nelly está preparando la cena. Tuvo un día complicado. Es nuestra obligación comer lo que ella preparó.

VIRGINIA: No tenemos esa obligación... No existe esa obligación.
                  
MR.WOOLF: Tenés una obligación para con tu cordura

VIRGINIA: Toleré esta custodia. Toleré este encarcelamiento. Los doctores se ocupan de mí. En todos lados se ocupan de mí doctores que me informan sobre mis propios intereses.
                  
MR.WOOLF: Conocen tus intereses

VIRGINIA: No los conocen. No hablan en nombre de mis intereses.
                  
MR.WOOLF: Debe ser muy difícil para una mujer de tu…

VIRGINIA: ¿De qué?. ¿De mi qué?
                  
MR.WOOLF: … talento, ver que quizás no es el mejor juez de su propio estado

VIRGINIA: ¿Entonces quién es el mejor juez?
                  
MR.WOOLF: ¡Tenés una historia! (pausa) Tenés una historia de reclusión. Te trajimos a Richmond por los ataques, el humor, los desmayos, las voces que escuchás. Te trajimos para salvarte del daño irrevocable que intentabas hacerte. Trataste de matarte dos veces (pausa) Vivo a diario con esa amenaza… Instalé la imprenta… la instalamos no por instalarla sino para que tengas una fuente de concentración y un remedio.

VIRGINIA: … ¿Como una labor?
                  
MR.WOOLF: ¡Lo hicimos para vos!. ¡Para que te mejoraras!. ¡Lo hicimos por amor!. (pausa) Si no te conociera diría que esto es ingratitud

VIRGINIA: ¿Yo soy ingrata?. ¿Decís que soy ingrata?... Me han robado la vida… Vivo en un pueblo en el que no quiero vivir. Tengo una vida que no me gusta (pausa). ¿Cómo fue que ocurrió todo esto? (se asoma el guarda de la estación). 

(doble clic en el video y se ve en pantalla completa)


VIRGINIA:  Es hora de que regresemos a Londres. Extraño Londres. Extraño la vida de Londres.
                  
MR.WOOLF: No sos vos la que habla, Virginia. Es un rasgo de tu enfermedad

VIRGINIA: Soy yo
                  
MR.WOOLF: No sos vos.

VIRGINIA: Es mi voz
                  
MR.WOOLF: No es tu voz

VIRGINIA: Es la mía solamente
                  
MR.WOOLF: Es una voz que oís

VIRGINIA: No. ¡¡Es mi voz!!. ¡¡Me estoy muriendo en este pueblo!!

Pausa
                  
MR.WOOLF: Si lo pensaras claramente recordarías que Londres te hundió

VIRGINIA: Si lo pensara claramente… Si lo pensara claramente…
                  
MR.WOOLF: Te traje a Richmond para darte paz

VIRGINIA (se sienta): Si lo pensara claramente te diría que lucho sola en la oscuridad. En la oscuridad profunda. Y que sólo yo puedo conocer, sólo yo puedo comprender mi estado. Me decís que vivís con la amenaza de mi extinción. Yo también. Es mi derecho. Es el derecho de todo ser humano. No elijo el anestésico sofocante de los suburbios sino el movimiento violento de la ciudad. Ésa es mi elección. Hasta al paciente más bajo, hasta al más malo se le permite opinar sobre su propia receta. Así es como ella define su humanidad (pausa) Por tu bien, quisiera ser feliz en esta tranquilidad. Pero si debo elegir entre Richmond y la muerte, elijo morir…

Pausa
                  
MR.WOOLF: Entonces vayámonos a Londres. Volveremos a Londres.

Dolido silencio de Mr Woolf. Al fin se recompone

MR.WOOLF: ¿Tenés hambre?... Yo estoy teniendo un poco de hambre.

Virginia asiente. En su mirada se advierte un desencuentro que no se ha resuelto con la aceptación del regreso a Londres. Caminan por el andén, regresando a casa.

VIRGINIA: No se encuentra paz evitando la vida

(doble clic en el video y se ve en pantalla completa)
               

(a estos cortes de escena, los únicos que encontré en la WEB, les faltan las primeras y las últimas líneas del diálogo que transcribí aquí del original de la película)


Guillermo Cabado


(esta escena bien se puede combinar con la reunión decimocuarta del seminario VII o la decimosegunda del seminario XI de Lacan, en este último caso cuando habla del film de Buñuel "Viridiana")


jueves, 6 de junio de 2013



EL SOPLO DE LAS COSAS

"El personal del aeropuerto de Bristol, al suroeste de Inglaterra, ha lanzado una campaña de búsqueda internacional para encontrar al dueño de un antiguo oso de peluche de principios del siglo pasado, que se extravió en una sala de espera del área de salidas."
(noticia publicada en el diario ABC de España)

Esperaron catorce meses. Recién empezaba el 2012 cuando encontraron al oso, perdido en la sala de aeropuerto. A juzgar por su piel de mohair un fabricante de peluches especula con que su origen podría ser alemán. Pero quién sabe. 
Tal vez porque junto a él estaba la foto que se había sacado con ellas en marzo de 1918, supusieron que alguien vinculado con las chicas vendría pronto a buscarlo.

Sin embargo han pasado catorce meses y nada.

Todo lo que se sabe, gracias a la borrosa escritura del dorso de la foto, es que ellas se llaman Dora y Sonia. Y él, Glyn. Pero él, Glyn, insiste en callar igual que las cosas que a veces nos toman de las solapas sin aviso previo.

El aeropuerto de Bristol decidió dejar de esperar y ha comenzado a llamar al mundo a través de las redes sociales.

Entre llamado y llamado se escucha el silencio del oso.

Y en él, el soplo de las cosas que causan el deseo.

(video no disponible en la versión por mail)


Si alguien sabe algo (aunque más no sea hacia dónde miraba Glyn en la foto), por favor avisar aquí: 





miércoles, 5 de junio de 2013



LO QUE EL PROPIO ANÁLISIS "NON DA"
LA TEORÍA "NON PRESTA"

O DE CÓMO La JEFA DE CÁTEDRA LACANIANA
NO QUEDA EXENTA DE UNA VERDAD QUE A TODOS NOS TOCA...




NO ME DIGAS CUÁNTO SABÉS. 
DECIME EN QUÉ MODIFICÓ TU PRÁCTICA



No importa su nombre, porque se trata de un problema que a todos nos toca.

Importa sí su posición en el ámbito psicoanalítico, porque este comentario, lejos de invitar a pensamientos como el que le escuché a un interlocutor hace unos días ("uy, si le pasa a ella, que tanto sabe, ¿qué puede esperarse de mí que estoy a años luz de su saber?"), apunta a preguntarse si el "saber hacer" del analista bebe del "saber académico" y de "la inteligencia".

Leo en un reportaje hecho a una de las profesoras de teoría lacaniana con más y bien ganado prestigio de nuestro medio: los psicoanalistas debieran tener ciertos conocimientos de medicina, ¡no puede ser que no sepan diferenciar un ataque epiléptico de un ataque histérico!.


Ella es jefa de cátedra. Enseña, entre tantas otras cuestiones, los asuntos que en la teoría de Lacan tendrían como consecuencia un cambio en el modo de pensar lo que es el corazón del psicoanálisis, la transferencia: el significante, la letra, el objeto, el sujeto supuesto saber.

Pero a ella le sucede lo que a todo mortal: mucho antes de abrir el primer libro de Freud o de Lacan, cada quien ya tiene una "teoría silvestre previa" respecto de lo que es el malestar psíquico y de qué sería curarlo. Teoría, conjunto de pre-juicios, llámese como se guste, solemos no estar advertidos de su presencia.

Como sea, no será sin ella que cada quien se acerque a la doctrina psicoanalítica hasta acaso ser capaz de absorver las obras completas de todos los maestros. Pero...

...si no hubo logrado detectar y poner en cuestión su teoría silvestre previa, 
no hay dudas de que "a la hora de los bifes", 
a la hora de intervenir en un tratamiento, 
lo hará comandado por esa teoría 
y no con la lógica de lo que ha leído, e incluso enseñado. 
Doy fe.


LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA
(una de cuadros) 

Obsérvese:

si algo se extrae como consecuencia de la doctrina de la transferencia en Lacan es que para pensar en una posición subjetiva, histeria por ejemplo, es necesario leer esa posición en el lazo transferencial y no en fenómenos de comportamiento. Eso que algunos nombran de un modo tajante, que diferencia la práctica analítica de otras (sin por ello caer en la torpeza de postular a una mejor que otra): el diagnóstico se hace en transferencia. 

Y eso va de la mano de que el sujeto y el saber de los que habla Lacan en el algoritmo de la transferencia son sub-puestos al significante (1)

Y sólo hay significante gracias a un acontecimiento que nada tiene que ver con la lectura de signos provenientes de alguien que "es" ("es histérico", "es obsesivo"...). La transferencia no es un "reproducir ahora con el analista lo que de antemano ya se es", analista que aprovecha y entonces lee sus signos y diagnostica. 

El psicoanálisis sucede gracias al análisis de la transferencia y no al análisis de "los modos de comportarse en la vida, descubiertos gracias a que ahora suceden en el presente del consultorio" (lo que suele conocerse como análisis de cuadros).


Luego, sea que el paciente nos hable de un ataque padecido o que el ataque le suceda en el instante en que está con nosotros, ante la disyuntiva de "histeria o epilepsia", una de dos:

#) o creemos que hay algo para leer en un "ataque" 
(y no en lo que dice sobre el ataque + lo que le causa lo que dice + lo que hace con lo que nos dice sobre el ataque) (2),
y por tanto como lector, de hecho y de derecho, 
no nos posicionamos como psicoanalista por más doctorados que tengamos 
(en tanto nos proponemos una lectura de signos y no una lectura de la letra)

#) o le preguntamos si consultó a un médico por lo sucedido. Y, si acaso sucediera el ataque en el instante mismo en que está con nosotros, ¡nos dejamos de joder y llamamos a una ambulancia!.


"El psicoanálisis no tiene sino un medium: la palabra del paciente. La evidencia del hecho no excusa que se le desatienda". Lo decía Lacan al comienzo de todo, en "Función y campo..." en 1953. Y eso nunca cambió. Tamaña limitación es lo que le da al psicoanálisis su humilde posibilidad.

Nadie está exento de la persistencia de su propia "teoría silvestre previa" sobre lo que es psicoanalizar. Lo que está claro es que ante ella, Salamanca no tiene chances si el propio análisis no la ha llegado a interrogar. Interrogar con el peso que tienen las únicas preguntas que cuentan: las que vienen de las tripas, no las retóricas.

Lic Guillermo Cabado


(1) Es interesante que en uno de sus valiosísimos libros esta jefa de cátedra haya escrito "sujeto supuesto al saber". Sobre estas cuestiones de la sub posición de sujeto y saber al significante, con todas las consecuencias que eso tiene, sugiero el capítulo 14 del libro de Jean Allouch "Marguerite o la Aimée de Lacan": "La transferencia psicótica". Así como el seminario sobre la transferencia que dictara en 1998 Ricardo Rodríguez Ponte (supongo que debe haber copia en la biblioteca de la EFBA).

(2) Ese "lo que hace con lo que nos dice" conviene ponerlo a dialogar con estas dos precisiones extraídas de un viejo libro que vengo recomendando calurosamente, al punto de proponer grupo de estudio para abordarlo, "Letra por letra" de Allouch: "el agieren es lo que, del campo del hacer (die Tat) se encuentra determinado por el fracaso de la rememoración" y un poco después en relación a esto mismo: "yo nombro a esto el poner de relieve de la transferencia, que dicho en francés, le monter en épingle du transfert, connota además lo que tiene de engarzamiento, como el de una piedra preciosa en un alfiler de corbata (no perder de vista en esto la cuestión del agalma, me permito agregar yo) (...) una retoma de esta necesidad muchas veces destacada por Freud con la afirmación de que "nadie puede ser tué, matado (que se debe escribir igualmente tu es, tú eres) in absentia aut in effigie". (pag 233 y 238 respectivamente del citado libro)

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martes, 4 de junio de 2013


UN GUSTO.

HABER TENIDO UNA PEQUEÑA PARTICIPACIÓN EN

"iluSORIAS"

homenaje a "Los sorias"
de ALBERTO LAISECA

EDITADO POR

EDITORIAL MUERDE MUERTOS


ESTE SÁBADO 8 de JUNIO a las 17hs 
LA PRESENTACIÓN EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

CLIC AQUÍ: