jueves, 19 de julio de 2012


Desarrollos para el grupo de analistas en formación
del Centro Dos







Les propongo este ejercicio de lectura interviniendo sobre aquel pasaje en el que les planteé detenernos, de la cuarta clase del seminario II de Lacan (8/12/54), los subrayados son míos:

"... el sujeto reproduce una pregunta esencial para él: ¿él mismo es, sí o no, un hijo legítimo? (...) Como ven, lo que aquí aparece destacado no es, como se tiende una y otra vez a creer, la dependencia concreta , afectiva del niño en relación con adultos que se suponen más o menos parentales."

> Lacan acaba de plantear un término: "la dependencia concreta". Les propongo pensar qué término podríamos ubicar en oposición a ése. 



"Si el sujeto se pregunta qué es él como niño, no lo hace en tanto que más o menos dependiente, sino en tanto que reconocido o no, poseedor o no del derecho de llevar su nombre de hijo de Fulano"

> Queda clara cuál es la pregunta que se está haciendo el hipotético paciente: "¿qué soy...?". 
Esos puntos suspensivos que se sustituyen al "como niño" proponen interrogar qué valor darle a ese sustituido

¿Ese "como niño" tendrá el mismo estatuto cuando el paciente y/o su oyente buscan responder la pregunta en el nivel de los fenómenos objetivables de "la dependencia concreta" ("tiene tales necesidades, recibe tales cosas, de tales otras carece, luego: ¿qué es como niño para el otro?")...
que cuando la pregunta es escuchada en relación a si se es o no reconocido con un nombre?.

"En la medida en que las relaciones en que está capturado han alcanzado ellas mismas el grado del simbolismo, 

> Entendiendo esas "relaciones" como los hechos que el paciente nos cuenta en la entrevista, ¿qué les parece que querrá decir que esos hechos hayan "alcanzado para el que habla el grado del simbolismo"?

el sujeto se interroga sobre sí. 

> A esta altura se vuelve imprescindible que a la idea de "reconocimiento" opongan la idea de "conocimiento" que Lacan vino desarrollando desde que arrancó con la cuestión platónica de la reminiscencia en el marco de las preguntas de Sócrates dirigidas al esclavo de Menón.

Se vuelve imprescindible porque no es lo mismo decir que el sujeto se interroga sobre "sí" en el nivel del conocimiento que en el nivel del reconocimiento.
Más aún: conviene preguntarse si es sostenible que pueda hablarse de "sujeto" en una pregunta planteada en el nivel del conocimiento 
(recordemos que a esta altura del seminario podemos definir al sujeto como un descentramiento respecto del moi).


"Por lo tanto, el problema se plantea para él a la segunda potencia,

> el problema de la pregunta "¿qué soy como niño?"
se plantea elevado a la segunda potencia.
Y ya necesitamos responder lo que les propuse pensar más arriba:
esa pregunta aquí está planteada en el nivel del reconocimiento.

Y hemos dicho que no es lo mismo hacerse esa pregunta a este nivel que en el del conocimiento.

Pero he aquí el problema que Lacan viene bordeando:

¿el reconocimiento es, permitámonos esta analogía, "el conocimiento elevado al cuadrado"?
(así como podríamos decir que "9 es igual a 3 elevado al cuadrado")

No hay entre 9 y 3 la misma relación que entre reconocimiento y conocimiento.

9 y 3 pertenecen al mismo campo, el de los números racionales, en cambio reconocimiento y conocimiento no pertenecen al mismo campo.

Por el contrario, para ubicarnos en el campo del reconocimiento ha debido suceder un salto, una discontinuidad respecto del campo del conocimiento.
Discontinuidad análoga a la que hay entre el número racional 2 y el número irracional "raíz cuadrada de 2"
(es decir: el número que elevado al cuadrado da 2, no pertenece al mismo campo que 2).

Así las cosas: 
¿qué es lo que "elevado a la segunda potencia" puede dar como resultado el reconocimiento?.

Podríamos responder:
 "¿qué soy como niño?", elevado a la segunda potencia.

Y sería válido con una condición: 
la de saber que ese "¿qué soy como niño?" no guarda más que una relación de homonimia con el "¿qué soy como niño?" articulado en el campo del conocimiento.

En definitiva, cuando Lacan habla de la "elevación a la segunda potencia" no se refiere a que el que nos habla se pregunte "¿qué soy como niño cuando me pregunto qué soy como niño?".
Eso no sería más que quedar entrampados en un juego de espejos enfrentados.

 (fotograma de "El tiempo" de Kim Ki-Duk)

Por el contrario esa elevación a la segunda potencia alude a que deberá suceder esta pregunta en el paciente:

"¿quién habla aquí donde digo "¿qué soy como niño?"" ? 

Siguiendo el espíritu de la cuarta clase de donde proviene este pasaje podemos anticipar que la respuesta a esa pregunta no podrá ser: "habla un Yo más verdadero".

Les propongo que luego de terminar con este pasaje se remitan a las páginas 34 y 35 de este seminario para ubicar cuál es la función de la raíz cuadrada de 2 en ese diálogo entre Sócrates y el esclavo en "El Menón".


  Bien retomemos:

"Por lo tanto, el problema se plantea para él a la segunda potencia, sobre el plano de la asunción simbólica de su destino, 

> ¿Qué implica asumir simbólicamente el destino?. 
Éste es el punto donde necesitaremos remitirnos a aquel famoso Edipo que conocía lo que le estaba destinado y sin embargo tanto conocimiento no le sirvió para ser el amo de su suerte.

Por cierto que Lacan no está planteando que hay que asumir que estamos predestinados a tal o cual episodio cual "hojitas al viento".
Está apuntando a algo que se dirime en el punto límite del conocimiento. ¿Se les ocurre a qué apunta?
 
en el registro de su autobiografía" 

> Como sea esa asunción del "propio" destino sucede entonces en el registro de "la autobiografía", es decir en ese clásico historizarse que realiza el paciente cuando nos habla.
¿Pero qué valor darle a ese historizarse?. 
Les propongo buscar una respuesta con lo que dice en la página siguiente a ésta que tomé:


"La pregunta del sujeto no se refiere de ningún modo a algo que puede ser consecuencia de un destete, abandono, falta vital de amor o de afecto; ella concierne a su historia en tanto que él la desconoce; y es eso lo que expresa, muy a pesar suyo, a través de toda su conducta, en la medida en que oscuramente busca reconocerla. Su vida está orientada por una problemática que no es la de lo vivido, sino la de su destino, a saber: ¿qué significa su historia?"


Nos vemos al regreso de las vacaciones

Guillermo Cabado 

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