jueves, 19 de julio de 2012


3 - Desarrollos para el grupo de analistas en formación
del Centro Dos

-3-

DE TIM BURTON A ALEJANDRA PIZARNIK 
(¿HAY CINE o TEATRO PARA CHICOS?)

.Nro. dos de la serie
(escrita en 2005) 


"¿QUÉ ES UN NIÑO?"
(o "EL REFLEJO OSCURO DE LA LUNA")




..
“En esta película que es la novela de Dahl,
la culpa es, como siempre, de los padres.
Padres monstruosos tienen hijos monstruosos”

(comentario sobre la película de Burton, "Charlie y la fábrica...",
de Gustavo Noriega en la revista “El amante del cine”)


.¿El niño es un reflejo de la madre que lo parió?

Entre los comentarios recibidos después del nro 1 de esta serie (gracias por ellos) se introdujo una palabra que, con el permiso ya concedido por su emisor, tomaré como eslabón para continuar. Decía el correo respecto de "Charlie y la fábrica de chocolate": “en definitiva esos chicos son un reflejo... de sus padres” (por ejemplo: el alemancito voraz del afiche con que abrimos este comentario y sus “contagiosos” padres voraces).

Me permití aquí intervenir aquella frase original subrayando la palabra "reflejo" e introduciendo luego tres puntos suspensivos. Como quien hace espacio, en esos puntos cabe un gesto: el que suele sobrevenir tras el momento en el que uno se topa con un reflejo inesperado:sobre un vidrio. Me refiero al simple gesto de voltear la cabeza en busca del origen de tal reflejo.

(fotograma de la vieja película "La sociedad de los poetas muertos",  
extraído de lo que juzgo es su escena clave, generalmente desatendida en los comentarios que se hicieran sobre el film: la escena de las fotos de los alumnos de antaño y los nuevos, reflejados sobre el vidrio)


Con esos puntos suspensivos la idea de que el niño sería un reflejo de toma otro color. Es que el dichoso giro de cabeza en busca del original reflejado deja de ser un mero asunto muscular para resultar la encarnación de la pregunta por el origen de, por la fuente de, por la causa de ese niño, supuesto reflejo.

Es ésa la pregunta que merodea las escuelas, los consultorios y las alcobas a la hora en que los padres se angustian por ciertas conductas de los hijos: "¿qué es lo que hace que un niño sea el niño que es?".

En esa metáfora del reflejo un riesgo acecha: pensar a los chicos como una especie de fotocopia, marioneta, o escultura parida por un amo y su mano. Idea que suele aparecer en frases como: "¡pero qué querés!: con semejante madre, ¿qué se puede esperar del hijo?...".



Dime qué padres tienes...

 
A pesar de la tentación del juego de las similitudes, los niños de la fábrica de Willy Wonka, como todos los niños, no son  en "sí mismos" un reflejo. Apenas personas, que viven su vida, sin perjuicio de que sobre sus cuerpos en ocasiones se formen reflejos de sus padres.
 

Conviene no confundir el reflejo con su soporte ocasional. La clínica psicoanalítica nos enseña que el hecho de que una niña hable "igual" que su madre no autoriza a creer que entre ellas haya alguna continuidad del ser ("de tal palo...").  

Pero aún así una pregunta se impone: ¿esos chicos son pasivos objetos reflectores... o de algún modo "eligen"trabajar de espejo? (acaso sea ésta la profesión auténticamente más antigua del mundo).(1)

No me haré el distraído: en todo este asunto un fantasma agita su sábana. Se trata de cierta teoría que algunas erradas lecturas hechas sobre los planteos freudianos contribuyeron a robustecer: "dime qué padres tienes y te diré por qué eres como eres". De allí a imaginar "Escuelas para Padres", hubo apenas un paso... (por prevenir, ¿vio?... ¡es que uno nunca sabe...!).


“¡Suéltame, pasado!”

En cualquier caso, no se trata de negar una obviedad: todo sujeto recibe influencias de otros y, en general, especialmente de los padres. No da lo mismo la biografía. Pero que no dé lo mismo no la convierte en causa de. No es el niño una escultura que va siendo moldeada por los episodios de su vida. Por más pequeño y dependiente que él sea, por más manipuladores o influyentes que los otros se tornen con él. Por cierto, esta idea es tan pregnante en ciertos modos de pensar un "tratamiento psicológico", que suele verse la siguiente escena:
.
“¡Suéltame pasado!”,
grita un adulto
 mientras toma de las solapas a su padre.
E inmediatamente el padre, futbolero, interpela al psicólogo de turno, convocado a juez:
Ful del atancante no es penal, referí!"
 
.(Alicia Liddell, musa inspiradora para Charles Dodgson, más conocido por Lewis Carroll;
 fotografiada por él mismo)


El reflejo de un reflejo


París, 1881. Edgar Degas finalmente se decide a exponer su “Pequeña bailarina de 14 años”.


Algunas reacciones al ver a la muchachita: “eso no es una niña, parece un mono”, “esa criatura parece una prostituta”.

Poco importa que aquella bailarina fuese de cera: para nuestro menester la escultura era una niña cada vez que alguien así la llamaba.

Aunque en la caja vidriada el escultor hubiese puesto a la mismísima Marie que parece que fue la modelo original en el que se inspiró (2), lo que en ella se reflejaba... nada decía de lo que ella era.

Más bien aquel reflejo apenas era una pista de lo que en el lugar de la niña agitaba a aquellos espectadores. Allí, sobre la niña, un reflejo de algo que aquí, en el adulto, no es el  "original proyectado (¡!) sobre la pobre criatura" (por ejemplo: "la ansiedad materna")... sino apenas una pista, un reflejo de cierto "no sé qué" que en el adulto se agita sin poder ser atrapado por ninguna explicación como "la ansiedad materna".

En otras palabras: he allí, en la niña, el reflejo de... un reflejo (3).

Luego: ¿qué era ese no sé qué agitándose en ciertos adultos, al punto de provocar aquel juego de reflejos?. Otra vez: ninguna explicación del tipo "tenían la cabeza podrida y por eso proyectaban en la niña", está a la altura de ese no sé qué.:


(video no visible en la versión por mail) 

Bien, pero entonces... ¿¿¿qué es un niño???.


Estoy en pido, canté. Me extendí más de la cuenta. En el próximo contacto compactaremos renglones y haremos como Dady Brieva y sus agrandadytos (4): los niños nos hablarán de ellos, es decir: de la teoría de los conjuntos. Cuántos recuerdos.


Lic Guillermo Cabado




(1) Entrecomillar el "eligen" es suficiente para advertir que es necesario problematizar el alcance de esa palabra. Vean en las comillas asomarse la cuestion del haftbarkeit pulsional que Lacan extrae de "Tres ensayos..." de Freud para destacar que ese término alemán indica no sólo perseverancia sino también responsabilidad subjetiva, cuestión fundamental para no hacer del sujeto del inconciente ni un "Yo oculto detrás del Yo visible" ni tampoco una hojita al viento que por no ser culpable tampoco es responsable de su posicionamiento en el deseo. 
Respecto de la profesión más antigua, la de los espejos, sugiero leer “El estadio del espejo como formador de la función del yo (Je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” (de Jacques Lacan, “Escritos I”)

(2) En el París de 1880 era habitual que los padres de las niñas bailarinas favoreciesen que las mismas se prostituyesen con el calificado público masculino que concurría como espectador del Ballet. No todas podían pasar a ser bailarinas destacadas con buena paga.

(3) Sobre este punto sugiero visitar las películas “Vértigo” de Hitchcok y "El tiempo" de Kim ki duk. Y si les queda tiempo el placer de ver componer con reflejos: “Playtime”, de Jacques Tati. (unos nenes de aquéllos).Si hay aquí algún psicoanalista leyendo, le sugiero ver el film de Hitchcok y el de Kim Ki Duk con la “Observación sobre el informe de Daniel Lagache” (Escritos II, J.Lacan) y las primeras 5 clases del seminario 10 de J. Lacan, La angustia, en la valiosa traducción de Ricardo Rodríguez Ponte, a mano. Agrego a este posible recorrido la primer parte del libro de Slavoj Zizek, “Porque no saben lo que hacen”, en particular en lo que concierne al planteo hegeliano de la inversión de la inversión.

(4) Referencia de época: en el 2005, época de escritura de este material, estaba muy presente el efecto producido por el programa de TV "Agrandadytos", en el que Dady Brieva conversaba con niños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario