miércoles, 23 de marzo de 2011


A propósito de un encuentro que tuviera hace unos días,
volví a visitar la mención que hace Lacan en su seminario VII
sobre "La dolce vita" de Fellini.

Me pareció interesante cruzar su comentario con la escena y el cuadro de Ucello...


"LA DOLCE VITA"
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de Federico Fellini

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25 de mayo de 1960. Lacan está encarando el tramo final de su seminario sobre la ética del psicoanálisis (seminario VII), iniciado en noviembre del año previo.
Es entonces que se refiere a “La dolce vita” de Fellini, que había sido estrenada 15 días antes en Francia (según la fuente de IMDB):
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“hay que ser verdaderamente un alumno de mi seminario, quiero decir ser especialmente despierto, para llegar a encontrarle algo al espectáculo de La dolce vita”.
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La reacción espontánea de su auditorio lo lleva a agregar:
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“me maravillo del susurro de placer que este nombre parece haber provocado en un número importante de miembros de esta asamblea. Quiero creer que este efecto se debe al momento de ilusión producido por el hecho de que las cosas que digo son adecuadas para destacar cierto espejismo que es, efectivamente, casi lo único a lo que se apunta en esa sucesión de imágenes. Pero no se lo alcanza en ningún lado salvo, debo decirlo, en un único momento. El momento en el que, a la mañanita, los ividores, en medio de los troncos de pinos, al borde de la playa, después de haber queado inmóviles y como desapareciendo de la vibración de la luz, se ponen en marcha de golpe hacia no sé qué meta, que es lo que tanto le gustó a muchos, que creyeron encontrar en ella mi famosa Cosa, es decir, no sé qué de repugnante que se extrae del mar con una red. A Dios gracias, aún no se ha visto esto en el momento al que me refiero..."
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Continúa Lacan diciendo:
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"Los vividores tan sólo se ponen a caminar y serán casi siempre tan invisibles; se asemejan totalmente a estatuas que se desplazaran en medio de árboles de Uccello. Allí hay, en efecto, un momento privilegiado y único. Es necesario que quienes todavía no hayan ido a reconocer ahí mi enseñanza, lo hagan. Es justo al final, lo cual les permitirá ocupar sus puestos, si aún quedan, en el momento adecuado".

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Muy cada tanto Lacan hacía alguna referencia al cine. En este seminario en particular hay un hilo, acaso secundario respecto de las cuestiones centrales que aborda, en el que dialoga con cierto hacer del artista en relación con el hacer del hablar en análisis (a condición de que entendamos ese "hablar" como algo que no se reduce a palabras proferidas, sino a algo que se produce en un entre dos lugares).
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Por otra parte, es de imaginar que ni Lacan supiera en qué andaba Fellini en los meses previos a esta clase, ni éste supiera de qué hablaba Lacan durante el seminario. Pero es llamativo las resonancias que se pueden ubicar entre el carozo del seminario VII y "La dolce vita".



Para ver un comentario sobre este pasaje del seminario VII más otro del XI,
ambos cruzados con la obra de la artista Ananké Assef,
clic en esta foto de Steiner,
ese personaje en cuyo discurso
(¿en qué otro lugar podría ser, sin hacer de Freud una psicología?)
bien puede hipotetizarse la Cosa,
el das Ding freudiano:







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