lunes, 20 de diciembre de 2010



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Un comentario sobre un pasaje del libro
"Ensayos acerca de la topología lacaniana"
de Marc Darmon




"Prefiero, dije, incluso lo escribí un día, un discurso sin palabras
(...) Hay estructuras -no podemos designarlas de otro modo- para caracterizar lo que se puede obtener de ese en forma de que el año pasado me permití acentuar con un uso específico, es decir, lo que se produce por la relación fundamental, tal como la defino, de un significante con otro significante. De ello resulta la emergencia de lo que llamamos el sujeto - por el significante que, en cada caso, funciona como representetando a este sujeto ante otro significante"

("Seminario XVII", clase del 26/11/69, J. Lacan)


"¿Qué tiene de relevante para nosotros la conferencia que diera Foucault el 22/2/69 (...) y que fue publicada bajo el título de '¿Qué es un autor?'?.
Por lo menos dos puntos: el primero es que Lacan asistió a ese encuentro.
El segundo (...) es que sobre la base de esa asistencia vamos a determinar qué incidencia tuvo -si es que la tuvo- esta Conferencia en la instauración por parte de Lacan de la teoría de los discursos"
("Lacan-Marx", una introducción al seminario 17 de Lacan" de Diego Coppo, clase 1)




Me permito estas dos citas para introducir un diálogo que comencé a mantener con un pasaje del "Prefacio a la nueva edición" del muy valioso libro de Darmon, "Ensayos acerca de la topología lacaniana". Quisiera detenerme en el mismo porque se plantea allí algo que vengo escuchando en varios encuentros entre colegas en los últimos tiempos y necesito pensar en diálogo con otros. Voy a ir tomando dicho pasaje con unas pocas escansiones, para ir intercalando mis comentarios. Comienza el autor así:


"La topología de Lacan impacta por su ausencia de justificación clínica, pero esa justificación, que consistiría en un forzamiento a partir del significante, nos haría reencontrar con el obstáculo que precedía a su introducción".

Hace poco tiempo atrás en el marco de una presentación pública realicé dos cortes sobre una banda de Möebius (uno longitudinal por el centro de la misma y otro también longitudinal cercano al borde). Lo hice para plantear dos modos posibles de intervención en cierto pasaje de una sesión analítica que allí estaba trabajando. Al ubicar esas dos posibilidades estaba poniendo en el tapete dos orientaciones radicalmente diferentes para la escucha: la que apunta a la representación y la que apunta al significante. Lo hice pensando sobre la topología del significante, y alimentado por el libro de Darmon.

Sin dudas me estaba ocupando allí de lo que podríamos llamar una justificación clínica del uso de la cinta de Möebius y por cierto no me pareció estar haciendo "un forzamiento de la topología a partir del significante" (entendiendo por justificación clínica a mi intento de pensar ¿por qué Lacan se ocupó de esa cinta?). Tampoco me pareció reencontrarme allí "con el obstáculo que precedía a su introducción". Acaso porque en su enunciación mi planteo no apuntaba a la ilustración sino a las resonancias que se produjeran en cada oyente. En definitiva creo que, como siempre en el psicoanálisis, el asunto no está en qué se hace con sino en el desde dónde.

Sigue Darmon:

"O sea, la topología nos deja la libertad de descifrar un orden ligado a una geometría y no ya al sentido o a la significación. En efecto, si tal orden permanecía fundado sobre el significante, sobre la palabra del analista y del analizante, sobre un acuerdo posible entre semejantes, entonces nos mantendría encerrados en el mismo discurso, es decir en el marasmo cultural de los intercambios sociales del semblante y del malentendido.
En otras palabras: si el inconciente es lo social es imposible salvarse solo, escapar a la ronda de los discursos. Con la topología, Lacan ya no interroga al significante sino a lo Real, esperando de este modo construir un nuevo discurso, un discurso sin palabras. Si el Lacan topólogo de los últimos años no decía más nada era probable y justamente para no recaer en el discurso que debía ser franqueado"

El primer problema que encuentro en este pasaje es que pone en la misma serie "sentido" y "significación" al oponerlos a la topología y a la orientación hacia lo Real en la clínica.

Acaso entonces convenga intercalar aquí esta cita de Lacan en su "Conferencia sobre el síntoma" de 1975, con un subrayado de mi parte (viene hablando en este punto del término alemán bedeutung):

"Debí traducir por significación, al no poder dar un equivalente. Bedeutung es diferente de Sinn, del efecto de sentido, y designa la relación con lo real. ¿Por qué, desde que existe el psicoanálisis, las preguntas no fueron formuladas a este nivel ?" (
"Conferencia en Ginebra sobre el síntoma", Intervenciones y textos 2, Ed. Manantial, pag. 130)



Continuemos con el pasaje citado de Darmon:

si sabemos además que el significante implica lo opuesto a la representación, es decir que implica la ausencia de referente (tal como Lacan nos lo enseña en el seminario IX a fines de 1961 en las clases previas a comenzar a trabajar con objetos topológicos), no deberíamos analogar el significante con "un acuerdo posible entre semejantes". Esto, en un libro con tantas precisiones, me llama la atención. Es en este punto que me pregunto si no estará interfiriendo un pre-texto en el texto de Darmon; hablo de esa idea que últimamente escucho circular por varios espacios del psicoanálisis y que merece ser discutida: "el Lacan de los últimos años postula una nueva clínica". ¿Puede que esa suerte de premisa no revisada sea la que ha promovido la confusión entre significante y representación?

Volvamos un instante a esa serie que arma Darmon entre "sentido" y "significación" dejándolos en la misma "vereda" para oponerlos a la interrogación de lo Real:

Sin dudas que, y eso ya está plasmado en el grafo del deseo, el significante implica un efecto de sentido. Pero no se agota en eso. Justamente el grafo del deseo en un escrito de 1960 ("Subversión del sujeto y dialéctica del deseo...") nos plantea una relación entre lugares (es decir: nos plantea una cuestión topológica), donde si hay efecto de sentido, s(A), no es sin la ubicación, en esa misma trama de dos pisos, del significante de la falta en el Otro ( ). Evidencia ya entonces que está pensando una clínica orientada por lo real, y que no queda reducida al piso del enunciado o al "pisoteo de elefante del capricho del Otro", como dice en aquel escrito o al "momento segundo" de "soborno", como lo llama en "Posición del inconciente". La introducción de la cinta de Möebius, por ejemplo, es un otro modo de articular el planteo de que el sujeto no tiene sustancia, que el sujeto es efecto de un corte.

Entonces: que en determinados momentos de su enseñanza Lacan ponga el foco en lo que está en juego en lo simbólico no permite concluir que sólo en sus últimos años haya articulado una orientación que nos aparta del "marasmo cultural de los intercambios sociales del semblante y del malentendido".

Es cierto, a nadie se le escapa nuestra inercia a imaginarizar. Es un dato de estructura y no un déficit. Sin dudas todo el trabajo con las cuerdas y cadenas (trabajo del que en los últimos años se ha comenzado a hablar con mucha más frecuencia en los ámbitos que comparto con colegas, y en muchos casos con una fascinación que me recuerda a la que se canalizaba años atrás alrededor de la cuestión del "goce", como si en cada época hubiera un término que encarnara la idea de "ésta es LA clave/llave de Lacan") son un ejercicio de afinación de nuestra posición como oyentes a contra corriente de aquella inercia. Pero no veo por qué considerar ese hacer de Lacan como una etapa "superadora" de su pensamiento. Un modo de pensar la teoría de Lacan en términos "evolutivos". Sigo prefiriendo la lectura de Lacan en con-texto: cada vez abordando una pieza, el escrito o seminario de turno, por lo que vale de trama, de red, sin suponerla en déficit respecto de otra producida por el psicoanalista francés en la que sí estaría lo verdadero sobre lo verdadero de Lacan.


Lic. Guillermo Cabado


1 comentario:

  1. Escribió la licenciada Ana Santarelli:

    Hola Guillermo, primero me interesan mucho los aportes de tu blog, y quería aprovechar para hacer un breve comentario al último,
    en la edición francesa que tengo del libro de Darmon no encuentro la frase respecto a la topología y la falta de justificación clínica, puede ser que se haya agregado un prólogo en la edición en español.
    Pero en referencia al punto en cuestión, que una vez más, es "cómo leer a Lacan" o desde dónde leer a Lacan, Darmon habla de nuestra tendencia a buscar siempre hilos conductores, y aclara que para Lacan esa búsqueda revelaba siempre lo imaginario. En el sentido de buscar causas históricas subyacentes, causas y efectos, efectos ilusiorios, porque la "verdadera" determinación proviene de la estructura.
    Ahora bien, también aclara Lacan, cosa que se nos viene machacando desde hace mucho,que la "teoría" lacaniana no es un sistema ( el pensamiento lacaniano, dice Darmon) que está hecho de vías múltiples con un pasaje por parte de Lacan de una vía formal a la otra, aún la experiencia del nudo borromeo, de los últimos seminarios, mostraría, según Darmon, en este afán de Lacan de "tocar" lo Real, un nuevo abanico de investigaciones y preguntas.

    Pero, y esto lo digo yo, sin la promesa del "viator", del viajero que espera encontrar no sé qué paraíso perdido. Ahora bien, la tendencia del viator, que está inscripta en nosotros, neuróticos, por el primer imaginario, ( por el Discurso del Amo) el de la burbuja, a pensar en todos cerrados, también puede asomar en una lectura en red de los seminarios, por la extrema dificultad para pensar desde la topología, y desde el imaginario agujereado, personalmente me resulta muy díficil.
    Bueno, saludos y felices fiestas. Ana.

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